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Solemnidad de San Juan XXIII e Inicio del Triduo de Oración del Movimiento Juan XXIII en Fajardo-Humacao

Por: Miguel Ángel Rivera Arroyo

Editado por: Rvdo. P. Jonathan E. Pabón Tirado

11 de octubre de 2024






El pasado 11 de octubre de 2024, la diócesis de Fajardo-Humacao vivió un día de gran importancia espiritual con la celebración de la Solemnidad de San Juan XXIII, coincidiendo con el inicio del triduo de oración del Movimiento de Retiros Parroquiales San Juan XXIII. La eucaristía fue presidida por Mons. Luis Francisco Miranda Rivera O.Carm, obispo de la diócesis, acompañado por sacerdotes colaboradores del movimiento. En su homilía, Mons. Miranda destacó que este movimiento debe ser un testimonio de unidad y servicio dentro de la Iglesia, invitando a los fieles a reflexionar sobre el legado de amor y entrega de San Juan XXIII.

Monseñor recalcó que las lecturas del día ofrecieron una profunda meditación sobre temas clave como el amor, el servicio y la renovación de la fe. En la primera lectura, del profeta Ezequiel, Dios es descrito como el Buen Pastor que cuida a las ovejas perdidas, una imagen que refleja el carisma del Movimiento Juan XXIII, cuya misión es llevar a las personas a un encuentro personal con Cristo. San Juan XXIII, conocido por su espíritu pastoral, promovió una Iglesia cercana a las personas, en sintonía con la misión del movimiento.

El lema del Movimiento Juan XXIII, "Amor, Entrega y Sacrificio", refleja esta actitud pastoral, llamando a sus miembros a vivir un amor comprometido y a sacrificarse por los demás, tal como lo hizo San Juan XXIII a lo largo de su vida. Este amor no es solo sentimental, sino un compromiso concreto que se manifiesta en la entrega diaria por el bien de los demás.

El Salmo 22, rezado durante la celebración, refuerza la imagen del Buen Pastor: "El Señor es mi pastor, nada me falta". Esta confianza en la protección divina es también un pilar del Movimiento Juan XXIII, en el que los retiros y convivencias se convierten en espacios de profundo encuentro con Dios y de renovación espiritual.

Mons. Miranda también subrayó los tres pilares fundamentales del Movimiento Juan XXIII: la Eucaristía, el Sacrificio y María. Estos pilares son esenciales para vivir el lema de "Amor, Entrega y Sacrificio":

  • La Eucaristía, como centro de la vida cristiana, es donde los fieles encuentran la fortaleza para amar y servir. En ella, Cristo se entrega plenamente y nos invita a hacer lo mismo por los demás.

  • El Sacrificio, como expresión del amor auténtico, nos enseña que el verdadero amor requiere renuncias y entrega generosa. El Movimiento Juan XXIII invita a sus miembros a ofrecer sus vidas y dificultades como ofrendas de amor.

  • María, nuestra madre, es el modelo de entrega y sacrificio. Su "sí" generoso y su acompañamiento a Jesús hasta la cruz inspiran a los miembros del movimiento a vivir su vocación con humildad y amor incondicional.

La homilía también incluyó una reflexión sobre la carta a los Efesios, en la que San Pablo exhorta a los cristianos a vivir con humildad, paciencia y amor, recordándoles que todos son parte de un solo cuerpo en Cristo. Este llamado a la unidad es un valor central en el Movimiento Juan XXIII, que fomenta la comunión entre los fieles y los invita a vivir como una verdadera familia en Cristo.

 

San Juan XXIII, conocido como el "Papa Bueno", fue un hombre de humildad y unidad, cuya visión pastoral culminó en el Concilio Vaticano II, un evento que promovió la renovación de la Iglesia, haciéndola más cercana al mundo. El Movimiento Juan XXIII busca, de manera similar, renovar la fe de quienes participan en él, ayudándoles a redescubrir su papel dentro de la Iglesia y en la sociedad.

En el Evangelio de San Mateo, Jesús enseña que "el mayor entre vosotros será vuestro servidor", subrayando la importancia de la humildad y el servicio en la vida cristiana. Siguiendo este ejemplo, el Movimiento Juan XXIII forma a sus miembros para ser servidores en la Iglesia y la comunidad, promoviendo el deseo de ser instrumentos de amor y servicio, especialmente hacia los más alejados.

Al finalizar la eucaristía, se expuso el Santísimo, y los retiristas del Movimiento Juan XXIII permanecieron en adoración continua hasta el domingo, orando por el movimiento y la diócesis. Este triduo de oración marcó un momento de gracia y renovación para todos los presentes, y se espera que continúe siendo un pilar de evangelización y renovación espiritual en Puerto Rico.

Que San Juan XXIII interceda por nosotros y que el Espíritu Santo siga guiando al Movimiento Juan XXIII, para ser un faro de luz en nuestra diócesis y en toda la Iglesia.

 
 
 

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